23 Ene Como fomentar el sentido de libertad en nuestros hijos al viajar y estudiar.
Todos los buenos padres vivimos con el propósito diario de enseñarles a nuestros hijos el camino hacia una vida feliz. Enseñarles a finalmente, levantar el vuelo y transformarse en personas de paz y éxito en el mundo. Desafortunadamente no hay recetas ni libros que nos den la pauta para seguir paso a paso esta enseñanza, pero si tenemos gracias a nuestros padres, la capacidad de trasmitir valores y principios que sin duda serán el puente para que nuestros hijos alcancen sus metas.
En la actualidad vivimos en un mundo cada vez más comunicado y abierto, la información es más accesible y la distancia que hace años nos parecía un océano enorme, se ha transformado en oportunidades accesibles para quien decide salir de su área de confort y ver más allá de sus fronteras. Es obligación de nosotros los padres darles las herramientas para aprender a usarlas a su favor.
Una de las enseñanzas más importantes y más complejas es darles a los hijos de ser libres. Existen paradigmas que impiden darles la capacidad de ser autónomos y de experimentar su propia libertad. Darles el valor y reconocerlo uno mismo es el primer paso para crear el sentido de autoconfianza en ellos y que puedan tomar las riendas de su propio criterio de decisión.
Para aquellos padres que quieren darles a sus hijos la oportunidad de desarrollar autoconfianza y la práctica de la libertad pueden elegir mandarlos a estudiar un año académico al extranjero. Esta práctica puede ser la mejor y más divertida experiencia de aprendizaje. Hoy en día mandar a los hijos a estudiar al extranjero se ha vuelto una costumbre y en algunas ciudades una tradición familiar.
Los beneficios de esta experiencia de viaje
En primer lugar, aprenden a valorar su espacio, su familia y su tiempo. Vivir en otro país les va a dar la capacidad de tomar perspectiva y poner en balance los pros y contras de ese país y del suyo propio. También aprenderán de las costumbres y hábitos de otras personas y culturas. Al saber que es una experiencia con fecha límite, aprenderán a disfrutar el programa al máximo y sacarán el mayor provecho de esta gran oportunidad.
En segundo lugar, aprenden a tomar decisiones solos, decisiones tan sencillas como levantarse un poco más tarde y perder el camión que los lleva a la escuela y aprender las consecuencias de ello, o no abrigarse y perder la excursión de fin de semana por tener que estar en cama.
Y en tercer lugar, la más importante, aprender a manejar la libertad, sentirse independientes, auto suficientes, responsables, saberse personas integras y capaces de crear la felicidad por y para sí mismos. Salir de casa y del área de confort que representa la familia detonará en nuestros hijos la fortaleza para enfrentar cualquier reto que la vida nos presente.
Para los chicos que tienen el deseo de viajar y estudiar el mundo es recomendable enviarlos ya a estudiar un año académico para que puedan cursar un grado escolar.
Existen High Schools en el extranjero que aceptan estudiantes desde los 13 hasta los 17 años. Las hay con alojamiento en casas de familias certificadas y cualificadas para recibir estudiantes extranjeros menores de edad o residencias estudiantiles donde los chicos viven dentro de las instalaciones escolares. Es importante revisar que la agencia educativa que presente alternativas de High School conozca el sistema educativo para garantizar la revalidación del programa a su vuelta.
Tanto para adultos como jóvenes, viajar es una de las experiencias de vida más enriquecedoras. No solamente viajamos al exterior, si no también viajamos al interior de nosotros mismos.